Thursday, March 26, 2009

Critica del Diario Cubano

"La Tercera Palabra" de Alejandro Casona, dirigida por nuestro compatriota Efrén Besanilla, debido a eventos familiares y compromisos, tuve el gusto de verla en el último día de su presentación, gran suerte forzada de deseo y gusto.
Muy bien dirigida; la escenografía magnífica, hasta con platos pintados en una de las paredes de la casona en la finca; los sonidos y luces bien orquestados; el Club Cubano de Monterey Park muy acogedor.
Muy agradable ver a un grupo étnico abundante de nuestras Américas, no sólo por la coordinación de Besanilla con los actores del Patronato del Teatro, sino por el público asistente, lo que hace un esfuerzo muy lindo de agrupar voluntades por medio de la cultura y dichos eventos, que tanto esfuerzo conllevan, sólo por el aplauso y el gusto de hacer teatro, como he dicho y repito: por amor al arte...
Gracias por ilustrarnos, hacernos reir y meditar, y poder tener la oportunidad de ver en acción a un elenco de talentos, que vamos conociendo y distinguiendo.
Gabriela Crowe y Sergio Julián de Oliveira, en los principales protagonistas, con gran pasión. Todos estuvieron muy bien. Sergio Julián con una concentración que me recordó a ese gran actor Lawrence Olivier, en sus expresiones. Mahetcha, como buen actor, siempre interpreta sus papeles de acuerdo al personaje, y eso nos lo mostró con la malicia que necesitaba. El Chapino, Rony Vega, nuevo en el grupo, con un prototipo muy peculiar y apropiado. Blanca Montes y Susan Pineda, saltando como agua de manantial, dando un topque de gracia más a la obra. Nuestro compatriota Hebel Fernandez haciendo lo que tiene que hacer a cabalidad. Victoria Wills natural como siempre y un gran respaldo a Marie en su personaje en la obra.
Besanilla no se limita a las preguntas e investigaciones en su personaje, pues se nota su dirección en la obra completa, y siempre cierra con palabras muy sinceras y de escultor de voluntades.
Marie Curie interpreta muy seriamente siempre y con mucho "caché", sin relajo, es de veras y de clase.
Los que no atendemos estos eventos por falta de tiempo, o por lo que sea, nos perdemos algo muy bueno, digno de apoyo y algo que no se puede pagar, en realidad es un esfuerzo tan dedicado y sobre todo cuando actuan tan bien merecen mucho aplauso. Recordemos que el teatro en vivo son expresiones espontáneas que trasmiten las emociones más directamente de lo que se está interpretando, y existe un enlace entre los actores que nos traen espontaneidades del buen actuar, y en vivo.
El sonido debe de mejorar, para que se escuche mejor. Había un ruido a un lado de un motor, me imagino tratando de enfriar el aire acondicionado. Esto lo comenté,
en forma constructiva y apropiada, para hacer más acogedor el local, pues la envergadura de la presentación merece toda atención, con la Presidenta del Club, cuando me la presentaron al final en esas tertulias de reconocimiento. Por lo menos reconoce y es extremadanente cordial y amena, estoy seguro, por parte del Club, pondrán de su parte para mejorar, no porque lo comenté yo, sino porque ella lo reconoció...
Lo que nos hace falta es saber cuando viene la próxima, por supuesto se es muy fácil pasar como Sancho Panza exhortando de lejos con sus voces....
A todos los del Patronato, participantes en esta obra, en especial al coordinador y director por el ponerla en pie, gracias; muy buena y muy bien interpretada y dirigida.
Cada uno de ustedes la hizo posible....
José Porcell Sr.
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Critica del Diario La Opinion

Gabriela Crowe y Sergio Julián de Oliveira en un momento de la obra‘La tercera palabra’ del Patronato del Teatro. (Suministrada)
El amor tiene la última palabra

Una comedia de Alejandro Casona engalana un teatro de Los Ángeles y redescubre sus virtudes

Hugo Quintana
hugo.quintana@laopinion.com
21 de abril de 2007

Una agraciada idea la del Patronato del Teatro de ofrecer La tercera palabra, "comedia de ideas" de Alejandro Casona y una obra que demuestra una vez más la tautología de que "ya no se escribe teatro como antes".
Exiliado de la España franquista y candidato al Premio Nobel, Casona fue un experto en la estructura dramática, apasionado por las ideas en conflicto y hábil tejedor de paradojas con su lenguaje.
Es justamente la claridad de las ideas que expone y el vibrante flujo que le da al arco narrativo lo que llama la atención en esta obra, algo que poco se ve en esta ciudad con tantas "escuelas" para aprender a escribir teatro o cine, llenas de términos ampulosos para supuestas técnicas que no hacen más que ponerle un chaleco de fuerza a la inspiración.
Para quien pertenecía a una familia de maestros de escuela (ambos padres y todos sus hermanos), el tema de La tercera palabra debe haber sido muy querido para Casona.
Se trata de Marga, una maestra llamada a una zona muy retirada de España para dar clases especiales a un niño que, hasta entonces, ha vivido en estado salvaje en las montañas. No tarda en descubrir que el "niño" tiene 24 años.
Pablo, un muchachón alegre y honesto, es una figura que replantea la imagen del "noble salvaje" del filósofo del siglo XVIII Jean-Jacques Rousseau.
Marga no se muestra muy filosófica y quiere renunciar y retornar a la ciudad. Pero una corta entrevista con Pablo la convence de que ella tiene mucho que aprender de este muchacho que entiende el lenguaje de los pájaros y los secretos de la selva.
Por supuesto, no hay quien no sospeche que habrá algo más que un simple experimento pedagógico en el futuro de ambos.
El conflicto queda establecido no sólo en las relaciones entre ambos, sino en la dinámica de las ideas de Rousseau, que pensaba que el hombre es bueno por naturaleza y es la sociedad la que lo corrompe con reglas y nociones ajenas a los más puros sentimientos.
Esta es una obra "a la antigua". Exhibe algunas costumbres sociales pasadas de moda, sí, pero aún brillan todas las virtudes dramáticas originales, aquellas que hacen sentir muchas obras actuales como limitadas e insatisfactorias.
En primer lugar, describe un conflicto humano tanto individual como social (no uno o el otro, como es frecuente en muchos estrenos actuales), enfrenta nociones como el instinto y la educación, lo natural y lo socialmente impuesto, lo honesto y lo falso, el comportamiento "adecuado" y el puramente expresivo, lo dinámico y lo petrificado.
Y aquí brillan no sólo las ideas en toda su claridad, sino también la elegante fusión entre drama y comedia, ya que la moneda con que nos paga la vida por lanzarnos a este mundo tiene esas dos caras.
La actual producción, dirigida por Efrén Besanillas, muestra un comprometido elenco, agraciado con expertos actores de carácter (Hebel Fernández, Kiko Mahetcha, el mismo Besanillas), astutas y refinadas actrices (Marie Curie, Victoria Wills) y unos jóvenes entusiastas (Susan Pineda, Blanca Aurora Montes, Rony Vega).
En cuanto a los protagonistas, Sergio Julián de Oliveira (en el personaje que hizo Pedro Infante en el cine) es una revelación, por la naturalidad, energía y fluidez de movimientos que demuestra al compenetrarse con su personaje. Gabriela Crowe, por su parte, ofrece una luminosa entrega emocional que atrapa no sólo a su galán, sino a todo el público.

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